Parece que tenemos grabado el concepto de que leyendas son aquellas cosas que ocurren lejos, muy lejos... y no siempre es así, y hoy traemos un ejemplo de ello.
Seguimos con una línea que ha tenido una sorprendente aceptación, la de realizar pequeñas entrevistas personales a importantes personales del mundo de las Neurociencias.
Y hoy vamos a conocer a uno de los grandes expertos en Neurofisiología de este país. No podríamos entender la AEN ni a su presidenta si ella no hubiera conocido al Dr. Traba con el que llevan compartiendo vida, experiencias, profesión y algún sinsabor desde hace más de 20 años, y ya sabemos ... "...20 años no es nada..."
La Dra Ochoa entrevista al Dr. Traba, desde la gran amistad que les une, como comprobaréis ¡una entrevista que merece muchísimo la pena!
¿Qué es para ti ser médico?
Para mi ser médico lo ha sido y lo es todo, al margen de la familia, naturalmente. Yo vengo de una familia de pasteleros: mi abuelo, mi padre y mi tío fueron pasteleros.
Yo me he criado desde que nací en una pastelería, pero lo mío no eran los pasteles, salvo para comérmelos.
Cuando mi padre falleció yo tenía 18 años, estaba haciendo la Selectividad y me matriculé en Medicina porque era mi vocación. Me tuve que hacer cargo de la pastelería de mi padre y durante cinco años compartí mis horas de futuro médico con mis horas de pastelero.
Naturalmente se impuso mi vocación, me “jubilé” de la pastelería (mi primera jubilación) y me dediqué por fin en plenitud a la medicina, dedicación que aun hoy persiste 44 años después.
... yo de mayor quiero ser "biciclista o medicó"...
Me contaba mi madre que, de pequeñito, cuando me preguntaban lo típico de “que quieres ser de mayor” yo contestaba “biciclista o medicó” (si, medicó con tilde en la o). Y aquí sigo…
¿Cómo decidiste hacerte neurofisiólogo? Es una especialidad poco conocida, incluso entre los estudiantes de Medicina, ¿no?
Pues yo llegué a la Neurofisiología de puro rebote.
No sabía que existía ni lo que era. Durante mis años de estudiante de medicina estuve como alumno interno en Medicina Interna 3 años, donde aprendí mucha medicina y nada de neurología porque me daba autentico terror enfrentarme con pacientes neurológicos. Si algo tenía claro es que jamás haría una especialidad que tuviese nada que ver con la neurología ni con la cirugía (durante mis estudios de medicina nunca pisé un quirófano). Y actualmente llevo más de 20 años dedicados a la Neurofisiología intraoperatoria (toma ya…, en toda la frente….. que diría un cheli madrileño).
¿Y como llegué a la Neurofisiología?
Pues de puro rebote, de forma anecdótica: en el verano después de acabar tercero de medicina, en mis vacaciones, aterricé por Valencia con un gran amigo y compañero de clase y al pasar por la estación de autobuses de Valencia vimos el Hospital “La Fe”, ¿y nos dijimos lo típico de “te imaginas acabar trabajando en este hospital?”. Pues el día que me tocó escoger plaza del MIR ya no quedaba Medicina Interna (que era mi primera elección) pero vi una plaza en el Hospital La Fe de Valencia, y esa idea que tuve con mi amigo me golpeó de pronto y……. Neurofisiología Clínica en la Fe de Valencia.
Reconozco que no es muy glamuroso el modo de llegar a las neurociencias, pero es mi auténtica realidad.
La Neurofisiología Clínica es una especialidad médica muy nueva, las primeras pruebas se empezaron a realizar hace apenas 100 años. ¿Cómo ha cambiado la neurofisología desde que tú tuviste contacto con ella?
La Neurofisiología que yo aprendí en el MIR prácticamente no tiene nada que ver con lo que hoy hacemos en la Neurofisiología actual. Ha cambiado tanto y en tantos campos que se parecen poco.
Vamos a ver, las técnicas básicas de EMG, EEG o potenciales evocados son las mismas, pero su aplicación es lo que las hace diferenciales.
En mis primeros años recuerdo que me “torturaba” el no poder estudiar vías motoras a nivel central, me decía a mi mismo que sería muy bonito poder estimular el cerebro y ver como transmitía esos impulsos por medula espinal al resto del organismo…. Era pura ciencia ficción. Y digo era por eso es hoy una de las cosas que más habitualmente hacemos.
El desarrollo de la medicina del sueño, de la aplicación de la Neurofisiología al estudio de los trastornos del movimiento, el desarrollo y crecimiento de la Neurofisiología intraoperatoria que nos ha puesto el plena primera línea de batalla, y que decir de la neuromodulación con la posibilidad de influir en la función cerebral modificando sus parámetros de funcionamiento….
es un reto la cantidad de cosas que no podemos hacer...
Lo dicho, hemos crecido hasta niveles insospechados. Y sigue siendo un reto la cantidad de cosas que aún no somos capaces de hacer.
¿Cuál crees que ha sido la aportación más relevante para la Neurociencia desde tu especialidad en los últimos años?
En mi opinión estamos entrando en un mundo desconocido que es la neuromodulación. Es apasionante el poder manipular el funcionamiento del cerebro (con todas sus consecuencias).
Yo mismo he experimentado en mí mismo los efectos de una estimulación magnética repetitiva transcraneal inhibiéndome el área del lenguaje. Porque tengo la costumbre de hacerme a mí mismo todas las cosas nuevas que luego haré a los pacientes.
Sirva como anécdota el decir que la primera estimulación eléctrica transcraneal en sujeto despierto que se hizo en España la hice yo sobre la cabeza del que era mi jefe de servicio en el Hospital Gregorio Marañón, y la segunda la hizo mi jefe sobre mi cabeza. Y sobrevivimos ambos.
Quiero decir, esta neuromodulación nos ha abierto una puerta cuyo trasfondo aún lo llegamos a ver y ni siquiera intuir a donde nos puede llevar.
¿Qué consejo le darías a los nuevos médicos que se interesan por la Neurofisiología Clínica?
Primero de todo les daría la enhorabuena por su llegada a este mundo.
Y mi consejo a los MIR siempre ha sido el mismo, y seguirá siendo el mismo: las neurociencias son un mundo tan apasionante como inabarcable, tan atrayente como atemorizante.
Tenéis que aprender neurología clínica al más alto nivel posible, porque solo así seréis capaces de aplicar las herramientas que os aporta la Neurofisiología para diagnóstico y tratamiento.
El neurofisiólogo no es un simple hacedor de pruebas, debe integrar clínica y técnica para alcanzar un final, un objetivo, un resultado.
Aparte de tu labor asistencial como médico siempre te has involucrado en la docencia, de hecho, me formaste a mí hace unos cuantos años ya. ¿Qué nos puedes contar sobre tu visión de la docencia en Medicina?
Pues he estado unos 35 años formando residentes de distintas especialidades.
La docencia me apasiona, creo que es lo más bonito que podemos hacer con los que están aprendiendo, enseñarles el camino para mejorar los conocimientos.
Pero en este campo me siento un poco pesimista.
La docencia ha cambiado, de forma paralela al desarrollo de nuevas vías para acceder a la información. Antes, hace décadas, pasábamos horas buscando información para actualizarnos, horas en la biblioteca haciendo revisión de artículos y libros; hoy con las búsquedas informáticas esto se hace en pocos segundos y tenemos cientos de artículos sobre cualquier tema, pero en muchos casos nos quedamos solo en la lectura del resumen y poco más.
El propio discente ha perdido de esta forma la idea del esfuerzo para alcanzar un fin. Esta idea pesimista no es solo en relación con la docencia, sino que es un poco el reflejo de la sociedad actual donde buscamos el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo.
Ojalá y me equivoque, y sea solo una visión equivocada la que tengo.
No vamos a decir tu edad, pero sí diré que ya no eres un muchacho. ¿Cómo te planteas la vida cuando tengas que alejarte de la práctica clínica?
Acabas de tocar el punto más crítico al que me estoy enfrentando.
Tengo 67 gloriosos años (62+5: 62 de mi primera vida y 5 de mi renacer tras un brutal infarto de miocardio que como bien sabes me llevó casi al más allá).
Hace 2 años que me jubilé de mi actividad asistencial en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid (mi segunda jubilación), pero sigo aún trabajando en el grupo HM dedicado en exclusividad a la Neurofisiología intraoperatoria.
Todos y cada uno de mis días digo que lo tengo que ir dejando ya para dedicarme a ver como crece la hierba desde el porche de mi casa. Pero soy absolutamente consciente que cuando ese día llegue, en un par de meses me habré muerto de pena. Desde que empecé a estudiar medicina con 18 años, esta profesión me ha acaparado casi por completo, llevándose la peor parte mi familia que es la que ha sufrido mis prolongadas ausencias.
qué cantidad de sabiduría estamos desperdiciando...
¿Qué me gustaría hacer cuando me jubile totalmente (tercera jubilación)?
Poder transmitir mis conocimientos, mis inquietudes, mis vivencias, mis propios intereses a los que están empezando. Mi frustración es que difícilmente podré hacerlo porque la sanidad en este país aplica la norma de “jubilado y a tu casa”.
Que cantidad de sabiduría estamos desperdiciando….
Así que mi esposa se está dedicando a buscarme una mecedora para que, desde el porche de casa pueda ver crecer la hierba y leer libros de historia y novelas negras, que me entretienen un montón.
¿Algo más que quieras contarnos y que se me haya olvidado preguntarte?
Simplemente agradecerte el que me hayas dado la posibilidad de abrirme un poquito, solo un poquito mi sentir más profundo.
Gracias y un besote.
¡Ay no querido Dr. Traba! gracias a ti, hoy y siempre, por ser el profesional que eres y por ser la maravillosa persona que creó a ese profesional.
No cabe duda que personas como el Dr. Traba aparecen en tu vida para marcarlas como un hierro candente, eso si, sin dolor alguno, porque sólo produce bienestar cada minuto a su lado.
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